“Siempre ha estado, pocos lo han trabajado” dicen los artesanos activos de la zona. En la actualidad el aprovechamiento del Alabastro para uso artesanal se divide en dos estilos distintos, dos concepciones de aplicación que mantienen frágilmente viva la tradición.
Por un lado está la Señora Elida Soto quién hace algunas décadas adquirió una serie de terrenos donde encontró Alabastro (supo que era Alabastro después de someter muestras a pruebas de laboratorio), comenzó trabajando el material de manera rústica con martillos y seguetas en 1992, perfeccionando y compartiendo la técnica con su familia hasta llegar a construir un taller con máquinas básicas pero que permiten generar piezas detalladas en volúmenes de producción medianos.
La producción de la Señora Elida Soto en su mayoría ha sido exportada hacia EU, ya que ahí existe una alta demanda y apreciación por las piezas ornamentales de alabastro. La producción de su taller puede generar piezas completas y terminadas, pero también creó la posibilidad de generar componentes que se incorporen a otro tipo de productos, por ejemplo como pantallas difuminadoras de luz para candelabros y lámparas.